Por muy desesperante que parezca mi personalidad con respecto al resto del universo mundo, hay gente que me tiene en alta estima, por lo que puedo deducir que soy soportable. Por eso algunos seres errantes de la red leen algunas de las concepciones más pueriles y extravagantes que han salido de mi mente.
Busco dolor. No un dolor intenso y destructivo ni un dolor nimio del que uno pueda reírse. Busco sentir en mi corazón el dolor que impulsa a uno a seguir con vida, como una carga desfibrilante. Supongo que esa es la razón por la cual persigo el objetivo más difícil de todos: conocer. Y conocer de verdad. Cuando haya conseguido eso alcanzaré el placer, el binomio del sufrimiento.
La primera vez en mi vida que me planteé el conocer a alguien en esencia fue cuando, disfrutando del que para mí es el mejor videojuego de todos los tiempos, Final Fantasy VII, un personaje entrañable (Aeris) le dice al protagonista: -"Quiero conocerte". Obviamente, ellos ya se conocen desde hace un tiempo, pero al oír eso, el héroe (Cloud) se desconcierta y le responde: -"Pero estoy aquí..." y ella contraataca: "Pero quiero conocerte".
Tras la experiencia anterior, intenté a la tierna franja de edad de unos 10 a 12 años, descifrar el mensaje oculto en esa conversación. No le veía sentido, pero llegué a una conclusión: Hay algo que no conozco de Aeris. Algo que ni siquiera el narrador omnisciente podría conocer. Y ese algo nace de la experiencia sensual y sentimental. Los cinco sentidos y los sentimientos como la ira, el amor, el odio, la envidia, la lujuria, la pereza y la indiferencia entre muchos otros juegan un papel fundamental en la tarea del descubrimiento interno de alguien.
Creo que este comentario podría causar polémica, pero el amor se me ha quedado corto. Necesito ampliar mis horizontes y creo que este es un buen modo de hacerlo. No quiero inmiscuirme en la vida de los demás sin que ellos me lo permitan, pero si veo una evolución positiva de los acontecimientos, seguiré adelante. Navegando hacia la poderosa tormenta.
A pesar de todo lo expuesto, sé que el mar no podrá provocar el hundimiento de mi inestable ego. No quiero admitirlo pero soy inmortal, y lo sabes. Viviré tras la muerte en las mentes de mis metas: mis seres amados. Pienso dejar huella de algún modo u otro, empezando por seres concretos, individualmente. Pero quiero conocerte, aprender de ti, saber qué deseas de esta vida.
Verás, si a veces soy demasiado directo en mis poco sutiles indirectas ininteligibles es porque se me antoja completamente imposible guardarme para mí mismo todo esto. Es absurdo, en mi cabeza no hay espacio para tanto. Supongo que es mala suerte, como cuando un francotirador escoge a su objetivo. Solo que puedes zafarte de la diana que llevas en el pecho. Si así lo deseas.
Una pequeña confidencia: tras escribir muchos de estos contenidos, uno se queda muy a gusto.
domingo, 29 de abril de 2012
jueves, 12 de abril de 2012
Mareo
Publicado por
Albert Alsina
en
18:42
Querido diario:
¿Por qué no puedo pensar con claridad en cualquier otra cosa?
Sólo eres un conjunto de bits y de enajenaciones producto de mis ganas de rumiar en nada. Supongo que en ti no hallaré la respuesta.
Hoy el cielo ha llorado lágrimas silenciosas. Disimula, pero todos vemos su llanto.
Hoy no puedo confiar en mi. Ni en ti, estimado ego literario.
Normalmente sé actuar en la mayoría de situaciones, no soy alguien que se sorprenda a menudo, a pesar de que es eso mismo lo que busco. Esto me recuerda a cuando tenía menos de 15 años y duele.
Avanzaré con cautela y respeto. Nunca en exceso.
Ahora me disculparé ante mí mismo por prostituir la escritura para dar a conocer frases vacías. A eso se le llama demagogia y a veces puede ser divertida.
¿Por qué no puedo pensar con claridad en cualquier otra cosa?
Sólo eres un conjunto de bits y de enajenaciones producto de mis ganas de rumiar en nada. Supongo que en ti no hallaré la respuesta.
Hoy el cielo ha llorado lágrimas silenciosas. Disimula, pero todos vemos su llanto.
Hoy no puedo confiar en mi. Ni en ti, estimado ego literario.
Normalmente sé actuar en la mayoría de situaciones, no soy alguien que se sorprenda a menudo, a pesar de que es eso mismo lo que busco. Esto me recuerda a cuando tenía menos de 15 años y duele.
Avanzaré con cautela y respeto. Nunca en exceso.
Ahora me disculparé ante mí mismo por prostituir la escritura para dar a conocer frases vacías. A eso se le llama demagogia y a veces puede ser divertida.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)