lunes, 10 de diciembre de 2012

Rey de un pueblo en llamas.

Me siento como el rey de un páramo desolado por las llamas. Mi único poder es el de regir sobre las cenizas de mi pueblo y de mis ciudadanos. Puedo controlar mi propio cuerpo pero no puedo modificar el surtido de caóticos pensamientos que mi cerebro da a luz. Hoy me siento completamente desolado. No me gusta mi presente y mi futuro queda muy lejos, incluso el futuro inmediato. A la mayoría de personas no le importa el pasado, pero a mí sí, y mucho.

Lo único que le pido a mi atormentada mente es que me deje vivir. Cuando hay paz me siento vacío, pero el dolor está empezando a resultar insoportable. Asigno todas y cada una de mis canciones favoritas a una voz.  A todos nos evoca algo concreto nuestra canción favorita, pero ahora me ocurre con el género que más me gusta, no solo con un tema. El resonar de las cuerdas vocales melancólicas me hace imaginar tus labios dando paso a notas cautivadoras. Ya no hay paz posible pues mi vía de escape más poderosa, la música, ha quedado colapsada por tu sombra.

La amargura está ocupando mi vida. Podría tener lo que más deseo, pero dar el paso no es tan sencillo. Sacrificar todo para ganar una felicidad efímera sería seguir con mi forma de ser pero no tengo los recursos necesarios. De hecho, quiero esos segundos, quiero ese instante efímero para mí solo.

Siento que cada vez que intento dejar de sentir la cosa se agrava. El mejor símil que se me ocurre es el de un pobre explorador incauto cayendo en un pastizal de arenas movedizas. La víctima intenta salir de la trampa mortal a golpe de brazadas, pero eso solo hace que se hunda más, y más, y más... Al final caerá en la nada absoluta, lo perderá todo y, finalmente, morirá.

Tengo tanto miedo... Dejaré las maneras durante un momento para ser directo:
Estoy jodidamente aterrado. Está a punto de suceder algo, lo sé. Dentro de mí, quiero decir. No quiero... No quiero que vuelva a suceder esto de nuevo. Lanzo un grito ahogado y desesperado de ayuda desde aquí. Que alguien me dé una bofetada para que aprenda a no dejarme llevar siempre en el mismo aspecto.

La puta misma canción una y otra vez. Es preciosa, pero duele.

PD: Creo que el texto ha ido degenerando, ya no sé ni lo que he escrito ni pienso leerlo.

0 comentarios:

Publicar un comentario