martes, 23 de noviembre de 2010
De opaco a invisible
Acabo de eliminar permanentemente mis cuentas de fotolog y myspace. Puede que ese hecho parezca una vanalidad pero guardaba muchos recuedos en esas páginas... Desde mi primer fotolog (donde posteaba miles de poemas y textos a cierta persona) hasta el último, han ido perdiendo significado y valor y por ende, han ido durando menos. El myspace me lo creé hace muchísimos años y casi no lo toqué, pero aún así al entrar en él para eliminarlo me ha dado un ataque de nostalgia de esos que te dejan destrozado por dentro.
Pensar en todo lo que me ha ocurrido en mis casi 20 años de vida me deprime cada vez más... Sé que ese pasado no podrá volver y por lo tanto es una pérdida muy sustancial. Ahora entiendo a la "gente mayor" cuando me decía que disfrutara la adolescencia, que es la fase de la vida en la que los sentimientos se multiplican por mil. Desde luego... Ahora se han dividido entre millones...
Estube enamorado y lo estoy ahora. Lo sé porque yo decido lo que es o no el amor. Este sentimiento que albergo, no existe por la misma persona actualmente que hace bastante tiempo pero... Es el mismo (o almenos es parecido) sólo que lo siento con una intensidad mucho menor, y no es problema de la persona que me lo provoca, sino de mi mismo. Puede que suene a tópico, pero es así.
Sólo hay que fijarse en la constancia que mantengo para escribir los textos con los que huyo del mundo. Ya ni escribo... 9 entrada tiene este blog. En otra época tendría unas 200. Todas poesías o historias oscuras que encantaban a aquellas personas queridas cuya oscuridad latía en su interior, como a mi. Pero ya no hay oscuridad en mi interior. Ni luz. Este mundo está acabando con mi alma bohemia, con mi sed ficticia de sangre. Quisiera poder recuperar la capacidad de escupir arte sin esfuerzo...
Y Athalie.. No creáis que la he abandonado, no es así. Si me queréis de verdad, en verano alguno de vosotros me obligará a sentarme en mi estudio y trabajar en ello. Trabajar en restaurar mi alma.
Pido perdón por la baja calidad de la entrada a mis... mi.. mi medio lector.
Almenos sé que aún puedo sentir tristeza...
Todos estos recuerdos han aflorado al escuchar una canción de Héroes del Silencio. Increíble el poder de la música. De más de 2.000 canciones que poseo en la máquina, cada cual con una historia que contar, de una de ellas ha salido un ensayo sobre el autoconsumo de lo que realmente importa.
Half Jack...
viernes, 24 de septiembre de 2010
Aunque el Dies Irae contenga letras religiosas qusiera que fuera esa obra maestra la que anunciaria mi partida de este mundo. O si los vivos tenéis tiempo... Poned el REQUIEM (en mayúsculas) entero y así quizá más de uno conozca por fin la buena música. Dos buenas notícias: La muerte de un misántropo y la pérdida de la ignorancia musical.
solvet saeclum in favilla,
teste DaviDies irae, dies illa
solvet saeclum in favilla,
teste David cum Sibylla.
Quantus tremor est futurus
quando iudex est venturus
cuncta stricte discussurus!
martes, 13 de julio de 2010
Me pongo a escribir después de casi un mes sin hacerlo y me veo delante de la pantalla del ordenador a las tres de la madrugada. Mi rutina se ha deformado de manera que normalmente me voy a dormir realmente tarde despertándome así durante el mediodía. Eso viene dado (o al menos lo creo) por una depresión. No, no ha muerto ningún ser querido en este lapso temporal, ni me he batido en duelo verbal con alguna amistad esencial. Pero si ni siquiera tengo problemas cotidianos…
No… Esta depresión de la que me documento a mi mismo hoy mediante este texto, no es una depresión normal; no provoca tristeza, ni anemia, ni apatía. Provoca un sentimiento de rechazo del tamaño de W Cephei (la estrella más enorme del universo).
No sé, el hecho de no haber tenido jamás un psicólogo (ya que no lo he necesitado) ha hecho que yo me cree mis propias soluciones, y no siempre han sido correctas. No digo que todo es culpa mía cayendo en la espiral de autodestrucción de la eterna culpa, sólo digo que esas soluciones siempre han sido correctas bajo mi punto de vista y claro que escucho los consejos de las personas que creo que son más inteligentes o maduras que yo, pero yo siempre he dibujado las curvas de mi camino y en esas curvas mueren diariamente decenas de personas. Y no me importa.
En conclusión y resumiendo para hacer esto más fácil y terminar con esta autoterapia desastrosa: no me gusta este planeta. El mundo hace demasiado honor a su nombre cuando lo nombramos el mundo “real” y quizá no sea una realidad objetiva, pero si es una realidad humana que me repugna y aburre. Pocos homo sapiens sapiens llaman mi atención y sé que los que realmente me interesan o han encontrado la manera de aguantar pacientemente o sencillamente están en peor estado que yo. Por estas razones y por muchas otras quisiera haber nacido en cualquier otra civilización inteligente (pero inteligente de verdad), si es que las hay. Porque, ¿realmente os habéis planteado que somos una civilización inteligente y desarrollado gracias a un grupo muy selecto de mentes realmente brillantes? Los demás aportamos nuestro granito de arena, pero llegamos al quid de la cuestión al hablar de los que no lo hacen (o hacen lo contrario). Dios (reafirmo mi blasfemia), como los odio.
Todo el que me lea sabe que me siento mediocre, eso no es un secreto, pero es que al menos antes podía expresarme como lo estoy haciendo ahora: mucho más asiduamente.
¿Estoy perdiendo capacidades, o es que mi insomnio (causa de un desperdicio enorme de horas y de la pérdida de toda la mañana) me ha quebrado la vida? ¿Y ese insomnio tiene alguna razón o simplemente es la consecuencia de algo?
No lo sé.
Alcanzar ciertos objetivos es ahora mi prioridad, y si lo hago puede que salga de este estado catatónico. Si no… Quien sabe.
Siempre me ha gustado ser ambicioso pues era el combustible de mi día a día y ahora no pienso ni en eso.
Gracias por leerme, y si tenéis algún consejo os lo agradecería muchísimo.
Wherever I may roam.
Albert.
viernes, 28 de mayo de 2010
Desubicación
lunes, 24 de mayo de 2010
La vida es sueño
esta fiera condición,
esta fúria, esta ambición
por si alguna vez soñamos.
Y sí haremos, pues estamos
en mundo tan singular,
que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña
que el hombre que vive sueña
lo que es hasta despertar.
[...]
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
Pedro Calderón de la Barca - La vida es sueño
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He extraído este fragmento de la copia que poseo de La vida es sueño. Simplemente he elegido la parte más representativa a mi parecer de toda la obra pues cuando leí ese monólogo me quedé tan sorprendido de lo buena que puede llegar a ser la literatura clásica española y como nuestro sistema educativo provoca ese rechazo hacia todo aquello que se supone es una obra maestra (obligan a leer ciertas obras con un período de tiempo minúsculo para disfrutar realmente de sus versos o párrafos). Una de estas obra es la que yo he plasmado como paradigma aquí y es que nos hacían (en nuestra época) trabajar aspectos que para nada conocíamos de la obra y que realmente no eran los más interesantes.
Descubrí el soliloquio en una canción de Gothica con el mismo título de la obra y me llamó tanto la atención el sufrimiento que se desprendía de la voz de la vocalista que tuve que ir inmediatamente a comprarlo. Lo terminé relativamente pronto teniendo en cuenta la enorme cantidad de tareas que para entonces todos mis compañeros y yo teníamos. Fue... Renovador, como si algo dentro de mi despertara...
No voy a explicar el argumento de la obra pero el significado vendría a ser la efimeridad de la vida, como de un día para otro podemos pasar de ser un rey poderoso a un esclavo miserable.
El personaje en cuestión (el que pronuncia el fragmento) es liberado de su cautiverio para ejercer como monarca en su reino (leáse la obra para más información); el caso es que por supersticiones el príncipe nunca pudo salir de la torre en la que vivía encerrado pero un día el rey decide darle una oportunidad pero como su hijo sólo camina en aras de la destrucción y el egoísmo se le elide la misma. Es entonces cuando de sus labios de papel aparecen estos versos perfectos bajo mi punto de vista.
¿Qué es la vida realmente? Él ha vivido toda la fugacidad de sus órganos vitales encerrado en una construcción, no ha podido ni siquiera probar el sabor de la luz más de determinado tiempo; nos encontramos delante de un personaje privado de la libertad, derecho básico de todo ser humano. Vemos como actúa instintivamente durante el período de éxodo de su infierno personal pero eso no le ayuda a ser aceptado por los demás; entonces, al ser despojado de todo aquello que tenía (o que realmente no tenía), nuestro Segismundo se ve perdido y completamente pobre: sin las riquezas y los lujos que caracterizaban su puesto en la jerarquía y sin los valores personales y éticos o morales que regían el mundo. Es entonces cuando nuestro pobre príncipe desheredado se pregunta a si mismo qué es la vida. Alguien que ha podido vivirla intensamente cómo él, un prisionero eterno, sabe perfectamente cuál es el valor de la misma pero no conoce su significado ni sus misterios pues realmente ¿qué es lo que ha perdido? ¿qué es aquello por lo que fue liberado efímeramente?
Si te consuela, Segismundo: nadie lo sabe.
Dedicado a una de las obras que más admiro.
Albert.
domingo, 9 de mayo de 2010
A Victoria Francés (de nuevo)
martes, 4 de mayo de 2010
Indiferencia
Echo de menos aquella época no tan lejana en la que por cualquier razón asomaban atisbos de felicidad, pasión, tristeza, dolor, verguenza... En la que esos atisbos se convertian en partes de un todo celestial que me realizaban, que exprimían de mi interior las letras dejando un rastro de sangre por donde se deslizaban mis palabras.
Parece mentira, y puede que incluso algunos me tachen de exagerado pero es que contra más segundos se añaden a mi corta vida, más contraproducente me encuentro.
Cuando salí de esa época en la que todo crío necesita establecer contacto para dar a entender que está ahí, que forma parte del grupo, empecé a dar señales de intransigencia y de un comportamiento antisocial muy concreto: sólo las personas que yo consideraba inteligentes, distintas o capaces de vivir fuera de un grupo concreto (aquellas personas que siempre llevan una sonrisa en su tez) eran bien vistas por mí, eran "aceptables" según mi criterio. Todo esto demuestra el despotismo del que hacia gala a esa tierna edad, pero era así, he sido así y seguiré siéndolo pues todas las personas pueden cambiar si lo desean. No está en mis planes hacerlo.
Me llevaba... Indeferente con todas las personas que no estaban dentro de mi burbuja (para entonces ya había creado mi oníria sin ser consciente de ello) y es aquí donde empezó todo.
Por alguna razón la mayoría de recuerdos están borrosos y creo que es debido a un mecanismo de defensa por tal insustancial infancia.
Cuando llegué a la adolescencia, aquel alter ego extraño había desaparecido para dar paso a un adolescente (valga la redundancia) cualquiera.
Todo se sucedió sin incidentes y mi vida era de lo más normal hasta que entraron en ella ciertas personas que algún día tendrán una entrada en su honor (POR SUPUESTO).
Después de que esas personas cuya visión de la vida era tremendamente interesanta para la edad me hubieron comentado sus inquietudes, despertó mi yo real, el yo que se conoce ahora.
¿A qué viene todo esto?
Muy sencillo: Yo era un crío; por lo tanto existía en mi un tremendo afán por reír de cualquier chiste malo, de llorar por cualquier herida superficial que lucía algún amigo, de amar con locura dejando de lado mi propia vida... Y mi otro yo me decia que razonara, que ya era hora de ver que todo lo que me rodeaba era tópico y convencional (resumiendo muchísimo); era un niño con una filosofía estúpida y crítica.
Bien, mi pasión favorita en esta vida ha sido siempre escribir, escribir sobre mis sentimientos; sentimientos profundos y poderosísimos que escapaban a mi control y al de cualquier persona.
Llegó un punto en que dejé de sentir con tanta fuerza y empezó a crecer mi peor enemiga.
Esa maldita indiferencia...
A veces consigo librarme de ella, otras me sigue allá donde vaya haciendo que todo aquello que anteriormente me habría apasionado sea vanal.
No voy a explayarme más. No debería llevar mucho hablar sobre la ausencia de sentimientos.
Ahora soy una persona mucho más cercana y extrovertida. Me atrevería a decir que caigo bien en general. ¿Pero a qué precio?
¿Será que en lo que a mí se refiere indiferencia es igualmente proporcional a sociabilización?
Siempre he pensado que sin tristeza no habría felicidad. Pero si no puedo sentir ninguna de las dos poco podré sentir.
¿Dónde ha quedado la ignoráncia socrática? ¿Desde cuando lo sé todo sobre el sentir para que me acose la indiferencia?
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Si leéis esto (soy consciente de que poca gente lo hará) podéis opinar.
¡Creo que me voy a estudiar castellano, que quiero aprobar!
-Albert
lunes, 26 de abril de 2010
Se abren las puertas
Tal y como dice el título de la primera entrada, se abren las puertas.
Se abren las puertas de un mundo del que sólo yo soy dueño, de un mundo del que seguramente algunos de los que esten leyendo esto también son conscientes en su interior.
Mis textos no serán coherentes, no estarán bien escritos, ni siquiera tendrán una continuidad pero me desahogaré con ellos e intentaré hacer que sean comestibles almenos.
Haré una breve presentación de mí mismo antes de empezar a escribir sobre algo en concreto: soy un chico extraño. Sí, podría definirme así, llánamente, pero no sería lo más constructivo y es que a simple vista sólo soy uno más del montón (hortera, eso sí) que no abre la boca cuando no le interesa; no me gusta hablar de temas que no me conciernen o que simplemente no me interesan. Algunos podrían tacharme de romántico empedernido y de hecho les daré la razón, sólo espero que eso no os haga echaros atrás en la lectura de mi crónica surrealista.
Me justificaré antes de que algún dia escriba algo demasiado apasionado pues amo con toda la fuerza y lo que comporta esa palabra la música así como escribir (aunque eso no implica que lo haga bien ni mucho menos).
Bien, creo que ya puedo empezar a contaros lo que hoy he sentido durante todo el dia.
- Hoy me he sentido mediocre, me he sentido como apenas una mota de polvo en una corriente de aire violenta y catastrófica. Siempre me he visto como alguien distinto a la resta del rebaño que pasta por nuestra sociedad defecando en el libre albedrío y siguiendo un ritmo de vida marcado por la indústria del terror informativo y las normas morales impuestas aquí. Hoy he descubierto que eso no es cierto después de una sospecha enorme semana tras semana. Me miro al espejo y no veo nada extraordinario (espero que no os molesten las quejas de un viejo adolescente que apenas roza la mayoría de edad por encima de la misma), sólo puedo observar un hombre, no, un chico dispuesto a triunfar, demasiado ambicioso para el mundo competitivo en el que vive y que además cree a veces tener lo que hace falta para hacerlo pero no es así. Me justifico: obviamente no soy la única persona que cree que su alrededor está podrido y que no quiere recibir siquiera un atisbo de influencia por parte de los demás pero realmente tampoco soy ni por asomo la única persona que cree tener algo más de personalidad que los demás. Hay tantísima gente cuya existencia me provoca una profunda agonía pero a la vez una felicidad y una satisfacción antítesis de la cuál no sabría razonar. O sí... Simplemente puede darse el caso que yo sea sólo un niño inmaduro cuya concepción de la vida haya sido siempre trabajar duro para perfilar aquello que deseo mejorar (no necesariamente los resultados académicos). A veces consigo lo que quiero, otras no (como todos), pero hoy estoy frustrado, frustrado de ver como a mi vera se encuentran personas cuyas capacidades superan en mucho las mías (objetivamente hablando), de como estas personas se dedican a autocultivarse olvidándose de la masa de personas sin fin en esta vida superándose dia a dia mientras yo me quedo estancado en el deseo de lo que una vez fue sueño.
A mi pesar hoy he descubierto que no soy más que un crío que ama la soledad ocasional, que usa la tristeza como pretexto para escribir una historia cuya protagonista es incluso más madura que el mismo escritor. Me inspiro en los paisajes que años atrás inspiraron a los seres más románticos y ensoñadores ¿y que soy yo comparado con ellos?
Nada.
Quizá debería decir polvo al polvo y esperar a que mi cadáver se consuma mientras escucho Ophelia's crown y olvidarme de todo aquello en lo que antaño creí.
Sólo sé que sin felicidad no habría tristeza y viceversa. Por lo tanto... Quizá aún quede esperanza para seguir adelante a pesar de que vea en el horizonte los titánicos pies de aquellas personasque alguna vez pensaron como yo pero que ya han superado la sed de madurez para alcanzarla al fin.
Y es que esta sed de madurez sólo me hace ser más inmaduro dia tras dia...