Echo de menos la cobardía que me caracterizaba con estos temas cuando era bastante más joven. Le daba juego a la vida en general y me hacía sentir con el doble de potencia en particular. Ahora, soy cobarde en otro aspecto: me tenéis delante de la mesa, esperando a que la quinta carta se destape para mostrar una mano que ni siquiera he mirado. Apostando a ciegas voy en esta partida de poker de la vida y no temo entrar en ella sin una estrategia, sino el resultado final. ¿Victoria o derrota? Quién sabe.
Lo único que le pido al destino, si es que existe, es que no me aleje del descubrimiento más importante que he hecho en los últimos tiempos, de ese cofre dorado que he abierto sin forzar la cerradura, con ternura, cariño y, en cierto modo, amor irracional. Y lo único que me pido a mí mismo es un poco de paciencia, cordura (en la medida de lo posible dentro de la locura en que resulta todo esto) y madurez.
La cerradura del cofre estaba algo debilitada, pues la llave llevaba un par de años en ella, sin moverse, en una rutina de óxido e invariabilidad. Haber encontrado la llave perdida no me da derecho a volver a insertarla si haber restaurado antes el maltrecho baúl, arca de la alianza.
Lo único que le pido al destino, si es que existe, es que no me aleje del descubrimiento más importante que he hecho en los últimos tiempos, de ese cofre dorado que he abierto sin forzar la cerradura, con ternura, cariño y, en cierto modo, amor irracional. Y lo único que me pido a mí mismo es un poco de paciencia, cordura (en la medida de lo posible dentro de la locura en que resulta todo esto) y madurez.
La cerradura del cofre estaba algo debilitada, pues la llave llevaba un par de años en ella, sin moverse, en una rutina de óxido e invariabilidad. Haber encontrado la llave perdida no me da derecho a volver a insertarla si haber restaurado antes el maltrecho baúl, arca de la alianza.
2 comentarios:
Espero que el cofre se restaure y este lleno de algo por lo cual haya valido la pena el esfuerzo de abrirlo, si lo restauras, claro
Gracias tío, de verdad
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